ROMA, lunes 15 de diciembre de 2008 (ZENIT.org).- "La Iglesia no sólo reconoce y respeta la distinción y autonomía del Estado respecto de ella, sino que se alegra como de un gran progreso de la humanidad". Así lo afirmó Benedicto XVI durante su visita el sábado pasado a la Embajada Italiana ante la Santa Sede.
Para el Papa, esta separación y autonomía supone para la Iglesia "una condición fundamental para su misma libertad y el cumplimiento de su misión universal de salvación entre todos los pueblos".
"Esta breve visita me es propicia para reafirmar que la Iglesia es muy consciente de que "la distinción en que lo que es del César y lo que es de Dios pertenece a la estructura fundamental del cristianismo", explicó Benedicto XVI.
Al mismo tiempo, añadió, la Iglesia "siente como su deber, siguiendo los dictados de la doctrina social, argumentada a partir de lo que es conforme a la naturaleza de todo ser humano, despertar en la sociedad las fuerzas morales y espirituales, contribuyendo a abrir las voluntades a las auténticas exigencias del bien".
"Reclamando el valor que tienen los principios éticos no sólo para la vida privada sino fundamentalmente para la vida pública, la Iglesia contribuye a garantizar y promover la dignidad de la persona y el bien común de la sociedad".
"En este sentido se realiza verdaderamente la deseada cooperación entre Estado e Iglesia", añadió el Papa.